Rayo McQueen en un desfile

Seguramente habéis oído hablar de Cars, una película de animación sobre un coche de carreras llamado Rayo McQueen, que se llevó al Óscar a la Mejor Película de Animación de 2006.

Al igual que otras películas de Píxar, lo que a priori puede parecer una trama infantil esconde un guión lleno de reflexiones, en este caso sobre la amistad y el trabajo en equipo, que ilustran muy bien algunas de las enseñanzas que a menudo tratamos de transmitir en nuestros programas de coaching de equipos y team building.

1) No puedes hacerlo todo tú solo

Al inicio de la película, el joven y atrevido protagonista, Rayo McQueen, después de una de esas carreras que quitan el aliento en la que casi no llega a la meta, es entrevistado por una guapa reportera que le pregunta si le ha perjudicado correr sin director.

Rayo le contesta: «No, qué va, yo puedo ganar solo» ante las miradas indignadas de sus mecánicos, que le están poniendo gasolina. Poco después, otra vez las cámaras se acercan al joven corredor mientras su equipo le cambia las ruedas, y el muy presumido les dice «Sal de la toma, todo el mundo quiere verme, apártate».

¿Sabéis cuál es el resultado? Los mecánicos se enfadan y le dejan colgado, llamándole «Don Puedo Ganar Solo». Aunque tener talento como corredor es importante para ganar, Rayo olvida que sin ruedas y gasolina… ¡sencillamente no se puede correr, da igual lo rápido que seas! Y en el mundo de las carreras, en que un solo segundo marca la diferencia, es ridículo sugerir que él mismo puede hacer todo el trabajo. Necesita un equipo.

Te invitamos a que pienses por un momento en las personas de tu equipo que se ocupan de cambiar las ruedas y la gasolina. ¿Valoras su trabajo o das por hecho que van a estar ahí porque siempre lo hacen rápido y bien?

2) La confianza lo es todo

Según la película avanza, Rayo conoce a un viejo coche al que todos llaman «Doc». El viejo Doc trata de enseñarle al protagonista cómo tomar las curvas sin derrapar, y le dice que gire a la derecha para ir a la izquierda. El joven Rayo dice que eso no tiene ningún sentido y no le hace caso.

Poco después, Rayo descubre que el viejo Doc no es otro que el fabuloso Hudson Hornet, que ganó varias competiciones en su juventud. Entonces acude a él para pedirle que le enseñe, a lo que él le responde «Ya lo he intentado» y se marcha.

Las enseñanzas de Doc eran las mismas, pero Rayo no confió en él hasta que se dio cuenta de que era una gran leyenda de la conducción. Ayudar es importante, pero es imposible si la otra persona no se deja, y para eso hace falta un valor de equipo importantísimo: la confianza.

En tu equipo, ¿hay personas tratando de ayudarte con sus consejos o con su trabajo? Es posible que estés desperdiciando un gran talento porque aún no conoces lo que esa persona tiene que ofrecer. En nuestras sesiones de team building no nos cansamos de repetir que en un equipo, es muy importante conocerse mutuamente para saber cuáles son las fortalezas y las debilidades de cada uno: dedica tiempo a conocer las virtudes de tus compañeros de trabajo y puede que descubras que alguno de ellos es un diamante en bruto

3) ¿Cuándo fue la última vez que te preocupaste por alguien que no fueras tú?

El viejo Doc le hace ver a Rayo que es un egoísta, y le recuerda que en Radiator Springs, el pueblo donde viven, son buena gente porque todos se ayudan entre ellos. Rayo reacciona, se da cuenta de que ha sido un egoísta y se preocupa de pasar tiempo con todos los vecinos, prestar atención a las cosas que les gustan y ayudarles en lo que puede. Por el camino se da cuenta de que todos tienen mucho que ofrecer y se siente realmente bien ayudándoles.

En un equipo, si cada uno se ocupa de sí mismo y de nadie más, tan solo tendrá una persona preocupándose por él. En cambio, si todos los miembros del equipo se preocupan de los demás, cada uno tendrá a muchas personas pendientes de su bienestar. Hay una frase que nos gusta mucho y que quizá has visto en nuestro muro de Facebook: «Lo más bonito del trabajo en equipo es que siempre tienes a otros de tu lado», ¡nunca lo olvides!.

4) Un buen equipo marca la diferencia

En la película, un legendario coche de carreras ya entrado en años a quien todos llaman el Rey porque ha ganado todas las competiciones habidas y por haber, le dice al joven Rayo McQueen: «Nunca ganarás si no tienes buena gente detrás y les dejas hacer su trabajo a gusto».

A lo largo de la cinta, Rayo conoce a varios coches que al final se convierten en sus amigos, y al final todos ellos acuden a apoyarle en la gran carrera final. En ella, todos ponen sus mejores cualidades: la experiencia de Doc, el optimismo de Mate, la velocidad de Guido cambiando ruedas y por supuesto, el talento de Rayo. Él confía en ellos, y ellos lo darían todo por él.

El talento individual es importante, pero los logros más altos, los que de verdad merecen la pena, solamente se consiguen sumando muchos talentos individuales para la consecución de un objetivo común. ¡Rodéate de un buen equipo que se sienta comprometido al 100% por la causa! Confianza y compromiso. Esa fórmula nunca falla: llegaréis muy lejos.

5) Ganar no lo es todo

Al final del la película, Rayo se convierte en héroe al abandonar la carrera, que tenía ganada, para auxiliar al Rey tras un accidente muy grave en la última vuelta. El público le vitorea más que al ganador, a quien al final abuchean por aprovecharse de un golpe tan vil.

Llegar al objetivo marcado a toda costa, sacrificando las buenas relaciones con otros miembros del equipo, no merece la pena. La verdadera mentalidad ganadora tiene que tender a incluir a los demás, no a ir dejándolos por el camino.

En resumen: no lo hagas todo tú solo, confía en los miembros del equipo, preocúpate por su bienestar, haz que se comprometan al 100% y no pierdas la perspectiva solo por llegar a la meta. Lecciones que parecen obvias porque están sacadas de una película de animación, dirigida mayoritariamente a los niños pero, ¿las aplicamos en el día a día? Esa es la reflexión que os queríamos dejar hoy, ¡no dejéis de compartir vuestras propias experiencias en los comentarios!

Imagen | (CC) Edward Russell