¿Tienes compañeros en la oficina que cuando están tecleando en el ordenador parecen que en lugar de dedos tienen taladros? ¿Crees van a literalmente taladrar el teclado y sobrepasar la mesa? Si estás viviendo esta situación y lo percibes tal cual lo describimos es que como esté tecleando tu compañero te está causando una molestia que empieza (o ya lo ha hecho) a causar serios problemas en tu concentración y niveles de estrés.

¿Qué le ocurre a esas personas que teclean muy fuerte? ¿Podemos evitarlo o ayudarles a que relajen esta forma de trabajar por su propio beneficio y el de las personas que les rodean? Generar un buen ambiente de trabajo es esencial para que todos estemos cómodos y nuestra creatividad fluya así como el nivel de concentración, productividad y felicidad en el entorno laboral.

Las pulsaciones al teclear

Hoy en día está todo (y si no lo está, nos ponemos a ello) medido, analizado y estudiado. Esto de la fuerza con la que tecleamos no es algo nuevo de ahora sino que ya en los años 80 la CNIL realizó importantes estudios para comprobar la biometría de las pulsaciones para implementarlo en el manual de comportamiento de sus empleados. Es realmente útil y ayuda a identificar conductas y el por qué unos se comportan de alguna manera especial detectando así que pueden necesitar apoyo extra.

¿De dónde viene el medir esta actividad? Tenemos que remontarnos a la Segunda Guerra Mundial cuando se analizaba cómo los empleados de los servicios de inteligencia tecleaban al enviar códigos morse. Estos datos les faciliban importante información sobre la conducta, personalidad y situación en la que estaban enviando los códigos cifrados.

Algo realmente interesante que hoy en día podemos poner a trabajar con muchas más herramientas y la inteligencia emocional de la que gozan los líderes de hoy en día a nuestro favor.

La dinámica del tecleo: perfil de personalidad

La dinámica del tecleo o como se llama concretamente esta técnica de análisis y estudio de cómo una persona teclea en su ordenador es de gran ayuda para determinar y diseñar perfiles de personalidad. Según los resultados que extraigamos podremos tomar determinadas decisiones. ¿La primera? La más sencilla, proporcionar a nuestro equipo teclados más ergonómicos que suenen menos. Porque debemos velar por el bienestar de nuestros empleados y es súper molesto tener a alguien aporreando un teclado a nuestro lado. La atención la vamos a desviar de forma inmediata.

Hombres y mujeres ¿teclean igual?

La respuesta es no. Y es que nuestro género determina cómo hacemos las cosas y eso no es ni bueno ni malo, es diferente. Los hombres teclean (de forma generalizada) más rápido y presionan (esto es lo interesante) las teclas durante menos tiempo pero lo hacen más fuerte y por lo tanto, de forma más sonora.

Fuerza al teclear

Pero sin duda alguna, si hay algo que determina el estado de ánimo de una persona al teclear eso es la fuerza con la que lo hace. Si estás escuchando a alguien que teclea súper fuerte es que tiene un emociones negativas bastante a flor de piel.

Seguramente será rabia, frustración y otras añadidas. Imaginemos cualquier situación de la vida cotidiana. Cuando estamos enfadados, con rabia y con frustración todo lo hacemos con más virulencia.

De ahí que quien está tecleando con mucha fuerza y genera un ruido bastante molesto para el resto está dejando ver y demostrando sus emociones quizás más ocultas (seguramente si le comentamos algo a esa persona te dirá que no, que ni de lejos está ansioso o tiene rabia y de hecho, hasta puede que se moleste – enfade por el comentario. Ahí otra prueba de que realmente es así como se siente).

En este caso lo mejor es dejarlo está porque quien lo niega no está queriendo ser ayudado pero sí debemos tomar medidas para generar un buen ambiente de trabajo para con el resto. Que él / ella no se reconozca en esta actitud molesta no significa que no esté sucediendo.

Se trata de generar una convivencia saludable y es imprescindible que todos nos respetemos y tengamos un nivel muy elevado de autocrítica para analizar si estamos o no molestando al resto.

Esta actitud es especialmente importante actualmente ya que cada vez más se trabaja en espacios abiertos. Los despachos cerrados están dejando de existir y los directivos por muy altos cargos que ostenten ni los tienen a veces (los despachos) sino que tienen una mesa en espacios comunes como el resto y se utilizan las salas de reuniones para encuentros y momentos de más privacidad.

Por supuesto, ni que decir tiene que debemos estar muy atentos a los ruidos que emitimos aunque sea algo a priori tan banal como el teclear en los espacios comunes de trabajo como los coworkings. El resto de personas son “co-habitantes” pero ni siquiera nuestros compañeros y tampoco nuestros amigos que tienen que aguantar que no sepamos trabajar con otros.

Es responsabilidad de todos y cada uno generar espacios de trabajo saludables, agradables, que inviten a la concentración y al trabajo y en el que tengamos siempre en cuenta que no estamos solos. ¡Trabajemos la percepción del otro! Que alguien puede estar trabajando muy concentrado y no tiene por qué vivir las interrupciones del que llega o tiene otros hábitos.