Si nos lees a menudo o has participado en alguna de nuestras sesiones de coaching, seguro que ya sabrás que en Utopía Consultores somos muy fans de los errores. Equivocarse juega un papel fundamental dentro de cualquier proceso de aprendizaje, ya se trate de negociar un asunto espinoso con un cliente, cocinar o hablar idiomas.
El pasado mes de abril se inauguró en LinkedIn el canal My Best Career Mistake («Mi mejor error profesional«), un sitio donde los denominados «influencers» de esta red social están invitados a compartir los peores deslices cometidos a lo largo de sus exitosas carreras.
Los «influencers«, para aquellos que no lo sepan, son un grupo escogido de 150 profesionales que ocupan puestos destacados dentro del mundo de los negocios, lo que incluye a personalidades como Barack Obama, Bill Gates o Arianna Huffington junto a una larga lista de directores ejecutivos y otros líderes de opinión.
Hemos seleccionado para vosotros tres historias de errores profesionales que nos han parecido más aleccionadores desde los temas que nos interesan: comunicación, sinceridad, trabajo en equipo…
1) «No decirle a mi jefe que olía fatal»
La historia de Charlene Li, fundadora de Altimeter Group, es toda una parábola sobre la sinceridad en el trabajo. Ella tenía un jefe que al final del día olía realmente mal, y a pesar de ser un excelente jefe (o precisamente por ello) ni ella ni ningún otro miembro de su equipo se atrevía a decírselo.
Pasaron los días y las semanas, y Charlene notó que el problema se agravaba y en la oficina todo el mundo hablaba de ello. Finalmente, se armó de valor y se lo dijo una mañana en una reunión personal, creyendo que iba a reaccionar de la peor manera imaginable.
Pero no fue así. Su jefe reaccionó con naturalidad, anotó en su lista de tareas «comprar otro desodorante» y a partir del día siguiente no volvió a oler mal nunca más.
Charlene subraya que el retrasar tanto darle aquella noticia solamente sirvió para que ella y sus compañeros perdieran montones de horas de trabajo preocupados por algo que se podía resolver fácilmente: «Este asunto oloroso me enseñó que las personas son mucho más resistentes de lo que pensamos, y que es mucho mejor ser directos y sinceros que evitando decir las verdades que duelen».
2) «Un patinazo con los números»
Nada más terminar la universidad, Christopher M. Schroeder entró a trabajar para un importante banco de inversiones de Wall Street. En cierta ocasión, su jefe directo le encargó un informe para una reunión importante, y él, naturalmente, se esforzó al máximo: reunió y coordinó a un equipo, hizo montones de cálculos y análisis, y hasta acabó por hacer él mismo las copias de madrugada antes de la reunión. Trabajó unas 72 horas seguidas y la verdad, estaba orgulloso de su trabajo.
Al día siguiente, su jefe le llamó a su despacho. Christopher esperaba que le felicitase por el esfuerzo, pero en su lugar estaba muy serio. Le mostró el resumen de cierto apartado del informe del que estaba especialmente orgulloso y le dijo «Míralo bien. Despacio».
Cuando volvió a mirar el documento, se dio cuenta de que los números estaban bien, pero las conclusiones eran totalmente equivocadas, y sugerían que quien lo había escrito no comprendía los principios básicos de las finanzas. Había enviado a su jefe a una reunión muy importante con información errónea.
Su jefe le miró y le dijo: «Todos nos movemos muy rápido, la industria lo exige. Pero estamos ante algunas lecciones: Ve más despacio y mira las cosas desde la raíz, haz que la gente de tu alrededor las revise, aprende. Sigue cometiendo errores, pero no vuelvas a cometer éste.»
3) «No jugar en equipo»
Hemos dejado para el final nuestra historia favorita, que evidentemente tiene que ver con el trabajo en equipo. Es de Craig Newmark, el fundador de la famosísima web de anuncios breves Craiglist.
En los ochenta, mucho antes de fundar el portal web que le haría famoso, trabajaba en una empresa de desarrollo de sistemas y software. En aquella época su empresa tuvo un cliente que le pidió un sistema operativo concreto para un proyecto, pero el equipo técnico decidió desoír las peticiones del cliente y optar por otra alternativa.
Para él era muy evidente que se estaban equivocando, y no dudó en decírselo a sus compañeros a menudo, sin importar la forma en que lo decía o que hubiera otras personas delante. La peor de todas fue delante del cliente, un día en que perdió la paciencia del todo.
«No importa que yo tuviera razón, o que el proyecto fracasase», reconoce. Aquello le enseñó que debía modificar su comportamiento si quería hacerse entender y que los proyectos prosperasen. Por muy brillante que seas, por muy acertadas que sean tus apreciaciones, tienes que jugar en equipo. «Es realmente embarazoso que me haya tomado tanto tiempo aprenderlo, pero es el lado malo de ser un empollón».
¿Cuál ha sido tu mayor error? Si tras mucho pensar no eres capaz de decidirte por uno concreto, igual que no podrías decidir tu película favorita, apostamos a que eres muy bueno en tu trabajo. La experiencia implica haber cometido muchos y variados errores. No en vano Thomas Edison decía «No he fallado. Solamente he encontrado 10.000 maneras que no funcionan». Sigue cometiendo errores, sigue aprendiendo.
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