En nuestra anterior entrega también hablábamos acerca de ese “estado mental” al que llamamos Zona de Confort: “todo está en la mente, nuestras expectativas, posibilidades… y también nuestros bloqueos”. El concepto Zona de Confort es aplicable a cualquier ámbito de tu vida, y uno de los más visibles es el del trabajo.
También en nuestra vida privada o familiar existe la zona de confort y la posibilidad de salir de ella, pero la faceta laboral es pública y muchas veces compartida, lo cual no hace sino intensificar las frustraciones o la necesidad de cambio, al percibirnos desde otros puntos de vista. ¿Cómo salir de la zona de confort en el trabajo? Sigue leyendo, esperamos poder darte algunas ideas útiles.
Para empezar debemos saber identificar cuál es nuestro estado mental respecto al trabajo, a las relaciones… cuando algo no avanza, puede que tengamos un problema. Hablamos siempre de personas que tengan buen estado de salud, no de trastornos emocionales o mentales que requieran una intervención externa. La cuestión es que desde ese autoconocimiento acerca de nuestras debilidades, y también de nuestras fortalezas, es desde el que se nos posibilita avanzar, porque predispone para la acción.
El miedo es un mal consejero.
El miedo es una emoción humana básica que tiene su utilidad en situaciones muy concretas de riesgo real para nuestra salud o integridad, por eso resulta muy dañino seguirle el juego en la vida diaria. Sin embargo, ahí lo tenemos: el miedo a SER no nos deja conocernos, la falta de autoconocimiento nos impide descubrir qué podríamos cambiar en nuestras vidas, y como resultado nos encontramos desactivados y aburridos, y perdemos la ilusión.
El miedo equivocado también es producto de nuestra imaginación, y como nos lo imaginamos no existe, y si no existe… ¿por qué interfiere tanto en nuestra vida? Nada más y nada menos que ese estado mental, induce a la comodidad, pero también la puede cronificar, hasta el punto de no identificarla como obstáculo para el crecimiento. ¿Es tan fácil como darnos cuenta y cambiar? Pues sí, y no…
Porque puede que nos encontremos perdidos y no encontremos nuestras fortalezas, ¿entonces?….. Sigamos un poco más, porque seguro que os gustaría salir de vuestra zona de confort:
La zona de confort en el trabajo.
Como decía, la zona de confort además de ser un estado mental, en relación con el trabajo se traduce en el conocimiento de las fortalezas y las debilidades. Y aquí merece la pena destacar que la solución no es siempre “la salida”, por eso los líderes actuales (los buenos líderes de equipos de trabajo) deben manejar muy bien sus conocimientos y habilidades sobre la zona de confort, a fin de ayudar a los colaboradores.
Solemos creer que conocemos bien nuestras habilidades y capacidades, y en consecuencia sabemos hasta dónde podemos llegar, o qué funciones se nos dan mejor; y ¡eso es verdad! el autoconocimiento bien empleado es realmente revelador. El líder también debería conocer esas debilidades y esas fortalezas de los demás, ¿por qué? Resulta que aunque esté de moda eso de “salir de la zona de confort”, no siempre es lo mejor.
¿Cuándo es la zona de confort un problema?
¡Cuántas personas habrá desempeñando sus funciones en su zona de confort y sin embargo son felices! Seguro que conocéis varios ejemplos… El problema viene cuando esa zona causa apatía o frustración, entonces sí que nos tenemos que poner a trabajar para aprovechas las fortalezas y ayudar a superar las debilidades.
Así que no tenemos que estar siempre obsesionados con salir de la zona de confort, porque asumir el riesgo es una acción que es únicamente para unas cuantas veces a lo largo de la carrera profesional, y lo podemos hacer, de la misma forma que en lo personal también nos decidimos a asumirlos. Aprender a tejer, cantar en público, decir “te quiero” a una amiga a la que hace años que no ves, caminar por la montaña (¿quién me lo iba a decir con lo urbanita que soy?) son formas también de abandonar esa zona.
Ponte a prueba si lo necesitas, si no … reserva tus energías.
¿Cómo salir de la zona de confort en el trabajo?
Toma nota de estas recomendaciones:
El primer paso es soñarlo e imaginarlo.
¿Qué objetivos quisieras alcanzar? ¿qué ilusiones habías olvidado?
Ponle a tus sueños fecha de caducidad.
Y después anótala. Una vez hecho esto tendrás más perspectiva para organizarte y dedicar cada semana un tiempo a la consecución de los objetivos.
Modificación de las rutinas diarias.
Es muy importante que las tengas en cuenta en el contexto de tu organización, porque de lo contrarío podrías perder la perspectiva. Agendas, libretas, recordatorios.
Despierta todos los días con una buena dosis de voluntad.
Y repítete a ti mismo que vas a mantenerla.
Nunca pospongas las pequeñas metas.
Si alguna de las pequeñas cosas que te has propuesto hacer es abandonada por motivos injustificados, se convertirá en un lastre y en un motivo de insatisfacción.
Si trabajas en equipo.
Ten en cuenta a tus compañeras y tus compañeros: no solo porque tu actitud puede ayudarles (y también puedes dejarte ayudar), sino porque tu ritmo les va a influir, y necesitan de tu compromiso.
Cuando cumplas lo que has imaginado…
¡¡¡¡¡¡Celébralo!!!!!!, reconoce el esfuerzo y plantéate nuevos retos.
Apuesta por los hábitos saludables.
Además, deberás favorecer tu descanso, alimentarte saludablemente, hacer ejercicio (casi) a diario (aunque sea andar los 30 minutos que te separan del trabajo) y divertirte mucho.
En Utopía Consultores apostamos por ti, y por tu decisión de salir de la zona de confort, ahora solo falta que tú te atrevas, ¿lo haces?
Imágenes | planeta, Ryan McGuire; Javi Polisario