El coronavirus nos ha hecho tambalear y mucho nuestros cimientos, nuestra vida, nuestros principios y nos tiene absolutamente en jaque. El ser humano es un ser de ego por naturaleza y ese propio ego que a veces es bueno y positivo porque nos ayuda a reconocer nuestra valía, en muchas más ocasiones por desgracia, nos hace creernos con superioridad ante todo. Pensábamos que no había nada que no pudiésemos controlar. Le dimos al Planeta “por todos lados” durante décadas y décadas. Creíamos firmemente que somos Dios en la Tierra (cada uno su Dios) y que nuestros actos no iban a tener consecuencias y que si las tenían, ya con nuestro dinero y superpoderes conseguiríamos revertirlo.

¿En serio llegamos a creernos así? La respuesta es sí. Y por eso mismo nos encontramos en esta. El Planeta no podía más y nos avisaba. El Mundo estaba a punto de estallar y nos daba señales que desoíamos. Un día dijo: ¡Basta! O paramos esto o nos podrá a todos. Y en diciembre, así a lo lejos para algunos de nosotros (lo veíamos en China en las noticias), llegó el Coronavirus o Covid19.

Pero tampoco le hicimos caso. Pensábamos que bueno, “es un resfriado más intenso, una gripe” y pasamos de él. Los Gobiernos hicieron caso omiso de las investigaciones (los Gobiernos en general y dan igual los colores y tendencias, es una cosa más de ego del ser humano) y siguieron tan tranquilos porque ya sabéis “nosotros podemos con todo”.

Y con ese “nosotros podemos con todo” abanderando nuestros días nos metimos en el agujero más oscuro en el que la sociedad a nivel mundial ha estado inmersa en años. Sí, sabíamos que había guerras en determinados lugares (Siria, África…) pero eso lo vemos en la televisión y aunque nos remueva un poco, nuestra vida ordinaria no cambiaba.

También veíamos incendios horribles que ostras, se cargaban nuestros lugares soñados de vacaciones (caso del último en Australia) y nos daban mucha pena los Koalas tanta, que nos poníamos a donar para salvarlos (oye, está genial eh).

Pero, ¿todo esto cambiaba nuestros valores, nos hacía reflexionar en serio, parábamos y aprendíamos a vivir de otra manera? Pues a la vista está que no. Y no lo hacíamos porque si lo hubiésemos hecho seguramente, no nos estaríamos viendo en el Apocalipsis en el que ahora estamos sumidos.

Y quizás ahora nos llaméis exagerados por decir Apocalipsis pero si atendemos a la definición del término en la R.A.E, seguramente podamos darle una vuelta más provechosa.

Apocalipsis: Situación catastrófica, ocasionada por agentes naturales o humanos, que evoca la imagen de la destrucción total.

¿No es esta que se nos ha presentado por el Coronavirus una situación catastrófica? Pues solo con ver las noticias y saber que no podemos ni salir de casa y que ir al hospital es jugársela con muy pocas cartas…

¿No está causada por agentes naturales o humanos? Esto está por ver quién tiene la responsabilidad de la creación del virus pero en el fondo, ¿qué más da? O la naturaleza o el humano o ambos en un acuerdo inconsciente hemos sido los co-creadores de este virus.

¿No evoca esta situación la imagen de destrucción total? Pues aunque vamos a salir de esta, por supuesto, y no tendremos que pasar por la destrucción total si que mucho de lo que conocemos ahora va a cambiar y debería todo esto suponer la destrucción absoluta de muchos de los principios y valores que tenemos distorsionados.

Así que si desgranamos el término y su significado podremos decir ya sin tanto miedo o que nos tachen de ser alarmistas que esta situación que vivimos por el Coronavirus es lo más cercano que esperamos vivir a un Apocalipsis.

La vida nos ha cambiado momentáneamente. Ahora no podemos salir de casa si no es para lo esencial. No podemos abrazar, besar ni tocar. No disfrutamos del ocio, ese ocio que tanto nos gusta. No se compra (en serio, no se compra más allá de lo necesario… ¿Cuándo hemos vivido eso? Y más teniendo dinero). No hay colegio, no hay salidas al parque, no hay viajes… ¡No hay nada más que lo estrictamente necesario para vivir*!

*Bueno, parcialmente porque estamos viviendo un confinamiento más cómodo de lo que podría esperarse. Comida, calefacción, Internet, Netflix, lectura, juegos, teléfono… Tenemos de todo.

Esperamos sinceramente que esta situación nos ayude a meditar, pero no de la meditación de estar en calma sin pensar en nada sino que desde aquí, desde Utopía, os invitamos a meditar en lo que está ocurriendo, en la situación, en lo que nos toca y en lo que es importante que cambiemos de nosotros para salir de esta, porque vamos a salir, reforzados, fuertes y además extrayendo una enseñanza positiva para el resto de nuestra vida y que podamos inculcarla en las generaciones futuras.