objetivos trabajador

Llega final de año y toca revisar lo ocurrido y sobre todo, determinar planes para el próximo ejercicio. Una de las tareas más complicadas es la de definir los objetivos del equipo, de los empleados y los trabajadores. Y es que poner objetivos a priori puede ser algo rápido pero sí realmente se desea que estos se cumplan tienen que estar ajustados a la realidad del empleado, al escenario existente (tanto interno como externo) y a las herramientas con las que cuenta. ¿Cómo definir objetivos de un trabajador? Descubrimos algunas claves que pueden facilitar la labor. 

Un empleado sin objetivos

Una persona sin metas no puede marcar un camino a recorrer y estará perdido. Es el mismo caso aplicado a un empleado o trabajador. Si este no tiene el foco puesto en ningún sitio, es imposible que pueda establecer un plan para ejecutar tareas y por consiguiente, no podrá optimizar su tiempo. Un trabajador sin objetivos es lo peor que le puede pasar a una empresa.

De ahí que sea una de las tareas fundamentales de cualquier líder o jefe, según cada uno quiera llamarlo o denominarse. Es una labor imprescindible que no solo hay que realizar una vez sino que además, hay que ir revisando periódicamente, cada cierto tiempo y a la que implementar mejoras y corregir desviaciones.

Es como hacer un viaje. Sin destino es imposible marcar una ruta, calcular el tiempo que llevará, el combustible necesario, las paradas, el avituallamiento, etc… Sin un objetivo profesional a conseguir, no habrá plan posible y el empleado carecerá de orden y también de motivación. Hay que establecer qué se debe conseguir y de ahí, diseñar un plan de acción personalizado. 

Los objetivos de un empleado deben marcarse de forma personalizada y es que un trabajador antes que esto, es una persona con sus cualidades propias. Los objetivos deberán ser propios para esa persona, según su experiencia, formación, capacitación, disponibilidad, herramientas a su alcance… No sumar frustración por objetivos no conseguidos por imposibilidad de los mismos es otro de los puntos fundamentales a la hora de marcar los objetivos de un trabajador. 

Objetivos de un trabajador no son los objetivos de la empresa

Cuidado. Los objetivos de la empresa no son los del empleado. No se puede confundir estos dos conceptos. Y no podemos pretender que el empleado tome los objetivos de la empresa como suyos propios. Primero porque están muy alejados de sus posibilidades, porque para conseguir los objetivos de la empresa se han determinado que todo lo que integra la compañía debe remar en esa dirección y por lo tanto, se necesita de todos para ello. Son objetivos a gran escala que se quedan totalmente fuera de la mano de un trabajador. 

Además, los objetivos de la empresa están globalizados para todos los integrantes y no es igual el objetivo personal – profesional de un comercial de ventas, de un responsable de marketing, de un desarrollador de producto o del asistente de recursos humanos. La empresa tiene diferentes piezas que las representan sus empleados y trabajadores. Estos, cada uno los suyos, deben tener sus propios objetivos sobre los que trabajar primero, de forma individual y segundo, de forma conjunta a primera escala, con su equipo de trabajo y después, posicionando sus resultados en conjunto con el resto de equipos. 

Objetivos del trabajador

Para establecer los objetivos de un trabajador hay que pasar por diferentes fases y etapas. Lo más útil es ir de más a menos o lo que es lo mismo, de objetivos generales a objetivos específicos. Un buen líder irá desgranando del gran objetivo (el de la empresa), los objetivos del equipo y de ahí, los propios de cada integrante y participante – trabajador. 

Lo primero por lo tanto es establecer los objetivos generales que son a los que todos deben llegar en la compañía. Todos los trabajadores deben conocer estos objetivos que se pueden representar como el destino final y común del viaje. Son objetivos amplios y a compartir con todos dentro de los que cada uno, asumirá un rol y una responsabilidad que está repartida. 

Posteriormente de establecerán los objetivos del equipo. Estos estarán modulados según la acción a tomar a cabo, la tipología del equipo, los integrantes, los timmings y también la viabilidad por supuesto del propio objetivo. Con este objetivo también se puede crear un incentivo de grupo que se consigue u obtiene en conjunto y si todos llegan al objetivo ya que para ello se necesitan unos de otros. 

Y por último se llegará a los objetivos individuales de cada trabajador. Estos son los más importantes de forma individual y es que serán con los que el empleado trabaje en su día a día. Serán su punto de referencia, su meta a la que él puede llegar y para la que debe trabajar. 

Cuanto más concretos sean estos objetivos, mayor tasa de éxito existirá. Es imprescindible que estos objetivos estén acotados en el tiempo, que tengan una remuneración o premio relacionado en su consecución, que sean totalmente asumibles y conseguibles. Sin estos puntos, el empleado puede entrar en un proceso de frustración ya que por más esfuerzo que ponga, no logrará conseguir lo establecido. 

Con estos objetivos, el empleado y su líder podrán establecer un plan de acción totalmente personalizado y adecuado a los objetivos y el escenario actual de trabajo. Así, se conseguirán no solo los objetivos marcados sino aumentar la productividad y la eficacia. 

Desde Utopía nuestro equipo está especializado en ayudar a los líderes de las organizaciones a establecer estos objetivos propios y para su equipo. ¿Hablamos?