Estrés, distrés, eustrés

Si quieres manejar tu situación de estrés a tu favor y que no te pueda, es imprescindible ahondar más partiendo de la terminología. El estrés es algo muy generalizado que debemos aprender a gestionar pero a groso modo, en general, es bastante complicado. Sobre todo porque a pesar de su mala fama, incluye áreas positivas que son más que aprovechables para nuestra vida laboral y personal. El distrés y el eustrés son dos facciones del estrés que debemos saber identificar y corregir una de ellas, optimizar la otra para así, poner a funcionar el estrés como concepto a nuestro favor.

¿Qué es el estrés?

Partiendo de la base, de lo generalista para después ir aterrizando y profundizando, debemos empezar por el término que todos utilizamos y al que endosamos la mayoría de nuestros males diarios: el estrés.

El gran devastador de la sociedad actual que cogemos por bandera cuando algo nos ocurre, cuando estamos fuera de control, cuando nos supera cualquier situación y las emociones se disparan. El estrés, la considerada gran y horrible epidemia del s. XX y s. XXI. Todos tenemos la palabra en la boca, todos estamos manejando este término a diario pero ¿qué es exactamente el estrés?

El estrés está considerado como la respuesta del cuerpo (a todos los niveles – físico, emocional, intelectual) ante una amenaza, situación complicada de riesgo o miedo. Cualquier situación que altere a una persona, por pequeña o insignificante que pueda parecer, desemboca en mayor o medida una oleada de estrés en la persona que lo sufre e incluso, en las de alrededor.

Y es que el estrés no necesita de grandes imprevistos o situaciones complicadas para detonarse. Algo pequeño, cotidiano, de pequeña índole, puede dar rienda suelta a esta emoción y consecuencia que a menudo llega a traer importantes y nefastas consecuencias para la salud humana.

El trabajo, la pareja, la familia, los amigos, la vida diaria en conclusión son los grandes aliados del estrés. La falta de sueño, el descanso insuficiente, la presión social, el ritmo frenético, la conexión constante a internet… Todo desemboca en estrés.

Lidiar con él, manejarlo de forma acertada e incluirlo en la vida diaria sin que nos manipule, controle e incluso bloquee, es el objetivo de todos. Y esto es porque de eliminarlo, estamos convencidas de que a día de hoy con el escenario de vida que tenemos es totalmente imposible.

El estrés es por tanto, una emoción, de las duras, de las complicadas, de las que nadie quiere pero todos tenemos. Todo (sinceramente todo) puede generar estrés incluso, las buenas noticias (una petición de mano que es algo positivo puede desencadenar estrés en pensar en la organización de la boda. Un nuevo empleo, algo deseado y buscado generará estrés al pensar si lo haremos bien, cómo gestionar el cambio, etc).

El aspecto positivo del estrés es que nos advierte ante un peligro, nos pone en alerta y es lo que nos hace meditar las decisiones en pro de optimizar el resultado y colocarlo a nuestro favor. Pero, si el estrés es descontrolado y se cronifica en el tiempo, aparece el problema y muy grave para nuestra salud.

¿Qué es el distrés?

A partir del término general o generalista del estrés, actuando cual diseccionadores de conceptos, cabe trabajar sobre el estrés de forma paulatina y metódica para así poder sacar de él lo mejor (que también lo tiene).

El primer concepto derivado del estrés al que vamos a atacar es el distrés y es que este representa “el lado malo”. El distrés es la parte negativa del estrés, de ahí que se le conozca como “el estrés negativo” y el pseudónimo le viene perfecto.

Es el estrés que todos conocemos y que denostamos porque nos hace sufrir, sentirnos mal y desarrolla consecuencias verdaderamente negativas para nosotros en todos los aspectos de nuestra salud. El distrés aparece ante cualquier situación que no podemos – sabemos controlar y gestionar, un hecho o circunstancias que se apodera de nosotros y nos lleva a estados de nerviosismo, ansiedad, miedo disparado, frustración, pena, rabia y dolor. El sufrimiento está a la vuelta de la esquina cuando entramos en periodo de distrés y el cuerpo, la mente y el emocionario de nuestra vida empezará a sentir estas consecuencias.

Los síntomas del distrés son más que conocidos por todos y estamos cada vez más, habituándonos a ellos incluso tanto, que no podemos solución a la causa y el detonante sino al síntoma: insomnio, dolor de cabeza y migrañas, bruxismo, problemas estomacales, irritabilidad, disminución de la productividad, nerviosismo, agresividad… Y así una lista realmente inacabable porque los síntomas y las manifestaciones del distrés cuando se cronifica son realmente aterradoras.

La intensidad del distrés, su temporalidad y frecuencia determinará los síntomas que acarrea y los efectos sobre la persona que los sufre. Desde este punto, cualquier situación que vive la persona es aún más difícil de controlar y gestionar por verse inmerso en un proceso de distrés que le imposibilita incluso, la vida normal y diaria de forma saludable.

La parte positiva: el eustrés

Por suerte, toda moneda tiene por lo menos, dos caras. El estrés no iba a ser menos y arroja una parte positiva que podemos poner a funcionar a nuestro favor. El término distrés es algo relativamente reciente que hace relevancia a la parte positiva del estrés, a cómo lo que aparentemente parece negativo, funciona a nuestro favor si queremos. Y es que la principal cualidad del eustrés es la motivación.

El eustrés es motivador, es impulsor y nos hace “espabilar” para ir hacia aquello que queremos. De ahí la parte positiva del estrés eso sí, siempre controlado y sabiendo que estamos inmersos en una situación de eustrés evitando así que se convierta en algo también cronificado y desemboque en distrés.

Por lo tanto, esta parte positiva del estrés, eustrés, es la emoción derivada de una acción que nos apetece, nos gusta y nos lleva a un estado de felicidad que nos impulsa. Un nuevo reto profesional, un viaje, cualquier cambio positivo que requiere de nuestra acción y que sinceramente, nos apetece muchísimo.

Va a hacer que estemos motivados, que seamos más creativos y productivos. Nos acerca al éxito porque nos mueve.

Saber qué estrés transitamos. El control de la situación

Lo importante del estrés es su gestión. Saber y conocer en cada momento qué parte de estrés estamos transitando, si eustrés o distrés será fundamental para realizar una correcta gestión del mismo. El eustrés se puede convertir rápidamente en distrés y este, si no se trabaja, cuida y solventa puede traer y de hecho lo hará, consecuencias nefastas para la salud y vida.

Con acompañamiento todo es más fácil y podemos aprender a convertir todo en positivo y lo que no, disminuirlo. En Utopía estamos habituados a trabajar con el estrés… ¿Lo hacemos juntos?