Fomentar el altruismo hace mejores a los equipos

Como dice Elsa Punset, los seres humanos nos consideramos a nosotros mismos seres racionales, pero en realidad seguimos moviéndonos por sentimientos. Podemos elaborar muchas teorías cuidadosamente razonadas sobre por qué un equipo funciona o no, pero en ningún momento podremos dejar de lado el componente emocional.

Uno de los sentimientos más característicos que nos define como especie es la capacidad de ponernos en el lugar de nuestro semejante y prestarle nuestra ayuda si fuera necesario. De hecho, muchos han definido la capacidad de ser altruistas como una ventaja evolutiva que nos ayuda a sobrevivir como especie y que esta sea una posible causa por la que nos sentimos bien cuando hacemos algo por un compañero.

Lo que funciona a nivel especie también es perfectamente extrapolable a una población más reducida como pueden ser los miembros de un equipo. La solidaridad entre compañeros es uno de los ladrillos que ayudan a construir y mantener unido a un equipo, lo hace sólido y lo resguarda de contratiempos. Un auténtico equipo debe ser más que la suma de sus miembros. Si un miembro del equipo tiene un problema, debe sentir que está rodeado de personas que podrán ayudarle a solventarlo.

Desde el punto de vista del líder, el altruismo es la demostración más auténtica del compromiso del grupo con una causa. Cuando las personas están dispuestas a ayudar desinteresadamente a un semejante por alcanzar un bien común, significa que el objetivo trasciende al individuo.

Siendo pragmáticos, fomentar el altruismo no solo consigue un mayor engagement dentro del grupo. También se consigue que los problemas se minimicen, tanto desde el lado de las emociones (un problema no parece tan grave cuando otras personas te apoyan) como del lado  de la producción (una carencia de producción queda diluida si la carga adicional queda distribuida entre varias personas).

Pero no perdamos de vista la importancia de los sentimientos. La realidad es que nos sentimos bien cuando ayudamos a los demás. La solidaridad genera confianza y felicidad, y todos queremos trabajar en un entorno en el que nos sintamos felices y arropados. Esto que puede parecer algo secundario entre auténticos profesionales en realidad es fundamental para mantener la motivación.

Existe una teoría sobre la motivación en el trabajo, llamada Teoría de los Dos Factores, que defiende que para no sentirnos insatisfechos con nuestro trabajo deben cumplirse determinados criterios de “higiene laboral”. Entre estos factores podemos encontrar muchos relacionados directamente con las emociones. Concretamente, remarca que es imprescindible tener una buena relación con tus compañeros de trabajo para que un trabajador no se sienta insatisfecho. No motivado, sino insatisfecho. Una condición necesaria. ¿Cómo podemos esperar que exista un buen ambiente de trabajo en un equipo en el que sus miembros tienden al individualismo y son, en definitiva egoístas?

Teniendo en cuenta estos datos, deberíamos considerar el fomentar la solidaridad y el altruismo entre los miembros de un equipo más como una necesidad intrínseca al funcionamiento del propio equipo más que como un extra.

Todos nos sentimos felices ayudando a un semejante. Todos nos sentimos mejor sabiendo que recibiremos ayuda si la necesitamos. Todos necesitamos saber que podemos contar con nuestros compañeros si las cosas se tuercen.

Escrito pro Daniel Grifol