Productividad personal en vacaciones

Vacaciones. En teoría, nuestros días de verano deberían ser un tiempo para descansar y acumular fuerzas para el curso que viene. La realidad es que hay mucha gente que no sabe aprovecharlos. Seguro que te ha pasado. El día antes de volver al trabajo reflexionas y te das cuenta de que no has hecho nada de provecho. Has desperdiciado tus vacaciones. Vuelves al trabajo sin entusiasmo y caes en la temida depresión post vacacional.

No permitas que eso ocurra. Aquí tienes unos pequeños consejos para sacar partido de tus vacaciones y volver siendo una persona más productiva y más motivada.

1) Aprende algo en vacaciones

Las vacaciones son un momento estupendo para aprender cosas nuevas. No me refiero solamente a cosas que estén directamente relacionadas con tu trabajo, me refiero a aprender cualquier cosa. Puedes aprender a jugar a un deporte nuevo, leer libros sobre temáticas que te interesan, hacer un curso de cocina… O viaja y conoce nuevos lugares, nuevas personas o nuevas culturas. Extiende tu mente más allá de lo que conoces.

Aprender no solo estimula nuestro cerebro y nos ayuda a mejorar nuestra concentración, sino que es imprescindible para mantenerse en forma y motivados.

2) Limita tu conexión con el trabajo

No voy a intentar que no leas el correo en verano porque sé que eso es imposible, pero sí te recomiendo que limites el tiempo en que le prestas atención. Si quieres mantener un hilo de comunicación con tu trabajo, busca un par de momentos al día en el que sepas que le puedes dedicar algo de tiempo y cíñete a ellos. El resto del tiempo olvida que tienes un trabajo. El trabajo son tus vacaciones.

3) Pasa tiempo con tu familia y amigos

Numerosos estudios demuestran que las personas que se relacionan con mucha gente son más felices, más longevos y más inteligentes en muchos sentidos. La capacidad de relacionarse con los demás es una habilidad fundamental en nuestra vida que no debemos desatender. Sentirse querido y demostrar tu afecto a la gente que te rodea te ayudará a sentirte respaldado a la hora de afrontar nuevos retos.

4) Dedícate tiempo a ti mismo

Aunque nosotros deberíamos ser lo más importante para nosotros mismos, lo cierto es que normalmente nunca nos escuchamos. Intenta reservar un poco de tiempo para ti cada día, no hace falta que sea mucho. Pasea, medita, duerme una siesta… Escucha lo que tu cuerpo te está pidiendo y satisface sus deseos. Recuerda que la paz interior y la felicidad es el motor de la productividad. Varios estudios demuestran que las personas felices son muchísimo más productivas que las personas que no lo son.

5) Emprende un proyecto personal

Los proyectos personales son enriquecedores desde muchos puntos de vista. Con ellos aprendemos, experimentamos y exploramos facetas de nosotros mismos en las que realmente queremos ahondar. Las vacaciones son un momento estupendo para sumergirte en el mundo del trabajo que realmente te gustaría tener, aunque solo sea como hobbie. Y, quién sabe, hay grandes empresas que han nacido de unas vacaciones muy productivas… Es un momento ideal para salir de tu zona de confort y probar de lo que eres capaz.

6) Fíjate nuevos objetivos

El verano es un tiempo en el que muchos echamos la vista atrás y reflexionamos sobre el futuro. Mucha gente mide sus ciclos en años “lectivos” en vez de en años naturales. Es un buen momento para revisar nuestras metas. Comprobamos dónde estamos, recordamos a dónde queremos llegar y nos fijamos el objetivo para el próximo año. Recuerda que las metas son imprescindibles si de verdad quieres llegar a algún lado. Si no te fijas metas lo más probable es que te pierdas en el camino.

7) Hagas lo que hagas, disfruta

Disfruta incluso si tienes obligaciones que cumplir. A lo mejor te toca pintar la fachada de tu casa en tus vacaciones, arreglar el jardín o cambiar el suelo de la cocina. A no ser que seas pintor, jardinero o albañil, seguro que dedicarte a tareas de este tipo difieren bastante de tu trabajo habitual. Disfruta de la experiencia, es algo distinto y puede ser muy divertido. Como siempre digo, nunca sabes cuándo te van a hacer falta las habilidades que desarrollas fuera del trabajo.

No te olvides nunca de que hay un tiempo para trabajar duro, un tiempo para dormir profundamente y un tiempo para descansar a tope. El equilibrio entre estos tres elementos constituye la base de un individuo altamente productivo y que cumple las metas que se fija.

Escrito por Daniel Grifol