Va a ser duro. Nadie lo puede negar y quien lo haga, no está siendo realista. Estar encerrados en casa durante un tiempo determinado sin haberlo elegido, no es algo para lo que el ser humano está preparado y menos, las culturas hispanas y mediterráneas en las que estamos muy habituados (impulsados por el clima también) a socializar, a salir, a tener una vida social en el exterior realmente activa.

Así que empecemos por el principio y eso es siempre, poner las cosas claras y las cartas sobre la mesa. Si no evaluamos los problemas reales no podemos poner el tratamiento adecuado para solventarlo.

El confinamiento, dure lo que dure, va a ser complicado. No nos gusta que nos prohíban algo. Nos gusta menos que nos obliguen a tener una conducta determinada. Y a todo esto, a que no nos gusta, nos repele la prohibición, nos estamos habituados a estar encerrados sumémosle el miedo. El miedo a enfermar, el miedo a morir incluso, el miedo por nosotros – por nuestra familia, el miedo a lo que nos transmiten los medios de comunicación, miedo a la situación económica, miedo a perder el trabajo… MIEDO.

El miedo en el coronavirus

Este va a ser un gran impulsor de las emociones negativas que vivamos en este confinamiento así que en lugar de evitarlo, vamos a tenerlo bien presente para poder hablar de tú a tú con él y que juntos lleguemos a un acuerdo lo más saludable posible porque miedo vamos a tener y en determinados momentos, mucho más del que podamos controlar.

¿Estamos siendo alarmistas? No. Queremos ser realistas para que tengamos sobre la mesa el escenario real (nunca mejor dicho) y así podamos ofreceros las herramientas más adecuadas para salir de esto airosos y sin daños colaterales.

El miedo es un motivador esencial de nuestra vida y emociones. No es tan negativo como pensamos si lo sabemos controlar y gestionar dándole la vuelta para que se convierta en algo positivo.

El miedo nos ayuda a estar en alerta ante el peligro y nos impide ser imprudentes así cometer grandes errores que podrían incluso causarnos la muerte. En este momento, el miedo al coronavirus nos ayuda a ser súper cuidadosos para evitar el contagio. Nos ayuda a estar en casa y no salir como si nada. Nos está permitiendo bajar la ya famosa curva y que los hospitales no lleguen a explotar. Sin miedo, no estaríamos tomando las medidas de seguridad necesarias y todo sería mucho mejor. Ahí tenemos un aspecto positivo del miedo en esta situación.

El miedo también nos permite que estemos conectados y sepamos qué está ocurriendo. Sin miedo somos como decimos más “inconscientes” y no medimos las consecuencias de nuestros actos porque directamente pensamos que no tienen.

Así que sirva este comentario para dejar de ver al miedo como un auténtico enemigo y veámoslo como algo que nos puede ayudar en todas las situaciones. Eso sí, ¡cuidado con dejarnos manejar por él!

Hay que saber gestionar el miedo y evitar que tenga el poder sobre nosotros. Ok, tenemos miedo al virus y eso nos hace tomar todas las precauciones de higiene y seguridad ante el posible contagio pero no nos volvamos locos, no nos pasemos la vida desinfectando la casa si no hay nadie ni nada que venga del exterior, por ejemplo. No nos convirtamos en obsesivos (un ejemplo real es que yo llevo 10 días sin salir de casa ni con contacto con nadie. Limpié mi casa varias veces y aún así, me llegué a lavar las manos tanto que mi piel ha tenido reacciones. Eso ha sido fruto del miedo mal gestionado).

Altibajos emocionales durante el confinamiento por coronavirus

Ya sabemos cual va a ser el principal motivador de nuestros cambios de humor, el miedo. Pero hay más pero antes detengámonos en esos cambios de humor y como nos gusta llamarlo, la montaña rusa de las emociones.

En un mismo día, en una misma hora podemos vivir diferentes emociones muy contrapuestas. El tiempo pasará muy rápido o muy lento dependiendo de lo que estemos pensando, haciendo y sintiendo. Nuestras emociones están en un escenario totalmente desconocido y que jamás habíamos vivido y hemos perdido o no hemos tenido nunca (depende de cada caso) la capacidad de gestión emocional (esto es algo que hay que entrenarlo por ejemplo con coaching).

¿Qué hacemos con ese abanico de emociones que explotan en nosotros?

Nosotros recomendamos mucho en estos momentos algo que va a sonar lo contrario a lo que estamos viviendo y es por un instante (cuanto más puedas mejor) dejar de hacer para solo, estar. ¿Estar? Sí, estar. El Mundo nos está marcando que nuestro ritmo es muy rápido y nos ha obligado a bajarlo a niveles mínimos, ¿por qué no le hacemos caso de verdad?

Desde el minuto 1 del confinamiento no paramos de generar cosas para hacer constantemente. En redes sociales, en internet… retos, encuentros, llamadas… El miedo a estar encerrados y ser algo que jamás habíamos vivido nos llevó a generar más y más para evitar darnos cuenta de la situación cuando lo que deberíamos hacer para poder salir fortalecidos de esto y aprender en positivo es aprovechar la situación para ESTAR simplemente y regalarnos unos ratitos de introspección.

Esta introspección nos va a ayudar a analizarnos y de ahí a algo súper valioso y potente… ¡El AUTOCONOCIMIENTO! Este es uno de nuestros bienes más preciados y desde ahí podremos identificar nuestras emociones para poder aprender a gestionarlas en positivo y que no nos controlen a nosotros sino al revés.

Si en estos días en los que vamos a tener una montaña rusa de emociones: emoción, ira, enfado, alegría, tristeza, angustia, miedo, cansancio… nos dedicamos un espacio a parar antes de explotar podremos sentir qué ocurre, qué causa cada emoción y se nos revelará algo genial y es que en realidad esas emociones son más producto de nuestra irracionalidad que de la propia realidad y que podemos hacer algo sumamente potente y es aprender a gestionarlas en positivo.

No decimos que con esta fórmula vayamos a dejar de estar en esa montaña rusa de emociones porque de nuevo, es una situación nueva para nosotros pero sí que podemos aprender a sentir, a escucharnos y a eso se llega estando. A partir de ahí, analizar qué ocurre y poder trabajar con esas emociones en positivo.

¿Se puede hacer solos? Bueno, poder se puede pero como todo requiere de un aprendizaje y de un entrenamiento (como el gimnasio o una formación para algo en concreto). Si quieres ir más rápido pero sobre todo sobre seguro y sentirte acompañado, puedes aprovechar para empezar con coaching. Desde Utopía estamos preparados para realizar sesiones online en cualquier momento, ¿hablamos?