trastorno déficit de responsabilidad

No considerarse responsable de nada. La culpa siempre, de todo, es de los demás. Este es el patrón básico de una persona que sufre el trastorno por déficit de responsabilidad. A priori, podría parecer que es algo bastante beneficioso para quién lo sufre porque no tiene que hacerse cargo de sus circunstancias, evitará el sentimiento de culpa y vivirá tranquilo… ¿de verdad? El déficit por responsabilidad esconde una importante patología que hay que identificar y gestionar porque el mayor sufridor, es quien lo padece. 

Trastorno por déficit de responsabilidad: Definición

El trastorno por déficit de responsabilidad se define como aquellas personas que carecen de la absoluta capacidad de hacerse responsable de sus actos, actuaciones y vida en general. Todo, para estas personas, será responsabilidad y en los extremos, culpa, de los demás. Ellos se consideran exentos de toda implicación en el hecho o circunstancia.

Por supuesto, esta carencia de responsabilidad es patente en aspectos negativos o malos de la vida, circunstancias negativas o que han generado un impacto doloso. 

Un trastorno que va mucho más allá de expresar la habitual frase de “yo no he sido, no tengo la culpa” y que el resto, ya lo deje por imposible. Este trastorno es el que padecen esas personas con las que ya no se cuenta para cualquier labor, con las que se prefiere no trabajar en equipo porque no harán su parte y no estarán implicadas, con las que es complicado tener una relación de cualquier tipo por la falta de confianza que se genera… Una vorágine de decisiones de quienes rodean a esta tipología de personalidades que hacen que el implicado, sufra mayores consecuencias de las que podríamos imaginar. 

Y es que si algo se aprende con el pasar de los años es que toda acción, tiene consecuencias que deben ser asumidas por el causante de las mismas (consecuencias positivas y/o negativas… no es excluyente). Algo que se adquiere con la madurez que se va sumando pero en el caso de que el nivel de madurez no vaya acorde con la edad, puede acontecerse un trastorno por déficit de la responsabilidad. 

Un trastorno con base científica 

Para estas personas parece que nada vaya con ellas. Tienen una capa que les rodea que se supone, hace que nada sea de su incumbencia cuando a ellos les conviene (lo positivo sí es de su responsabilidad). Cómo coloquialmente se conoce… ¡Todo les resbala! No va con ellos. Pero ¿de dónde viene esta actitud?

Vaya por sentado que tener responsabilidad es algo que se aprende desde niño. Son los padres los primeros “responsables” de que eso suceda. Todos conocemos a adultos que carecen de toda responsabilidad y culpabilizan al resto pero cuando miramos hacia su entorno familiar, podemos entender que han vivido con padres sobre-protectores que se hacían cargo de todo (para que nada les llegase al niño). También progenitores que practican a menudo esto de culpabilizar al resto y evitar cualquier “salpicadura”. Los niños trabajan y evoluciona por imitación.

Los primeros esquemas familiares generan más adultos irresponsables de los que creemos. Dar todo hecho a un niño, adolescente y joven generará un adulto que necesita que se le siga dando todo hecho. Un adulto que jamás ha asumido la responsabilidad de sus actos porque siempre había otro adulto detrás que lo hacía y solucionaba el problema. 

Pero algo va más allá en nuestro cerebro que afecta justo en ese momento de “maduración” del ser humano. Cuando el niño – adolescente no desarrolla la responsabilidad personal cuando le corresponde, su corteza prefrontal termina (ella sí) su maduración sin implementar esta necesidad en altos niveles (podemos ver como hay personas extremadamente responsables y que asumen incluso la culpa de otros y en el otro extremo, el caso que tratamos). Cuando este desbalance es demasiado acusado, podemos o mejor dicho, un especialista, determinar que se está sufriendo el trastorno por déficit de responsabilidad.

Manifestación del trastorno

Lo fundamental es diferenciar entre personas más desapegadas y que no suelen auto-culpabilizarse de nada con los que realmente están sufriendo el trastorno por déficit de atención. En el primer caso puede ser causa de una personalidad mas desprendida, de patrones de conducta adquiridos que se hagan patentes en un momento determinado e incluso (muy habitual) que se esté pasando por un momento vital complicado, con ansiedad, etc. En el segundo y es el serio e importante, cuando detrás de esa actitud hay un comportamiento patológico que genera importantes consecuencias para el protagonista y también para su entorno. 

Aunque parezca mentira y una paradoja, la felicidad del ser humano se sustenta en parte en esta capacidad de asumir responsabilidad de forma sana y saludable. Existen importantes estudios que aseguran que personas que han cursado estudios en la infancia para aprender a ser responsables, obtienen importantes beneficios en la edad adulta. 

Y es que es relativamente fácil identificar quien vive bajo esta situación ya que son personas ancladas en las excusas, culpabilizando a todo el mundo externo de lo que ocurre incluso en su propia vida, no son jamás responsables de sus propios errores y viven en una continua desidia por las consecuencias ocasionadas. 

Al final, son personas solitarias que están inmersas en una vorágine de frustración que incluso a ellos mismos les cuesta reconocer porque de nuevo, no asumen sus responsabilidades ni lo que les ocurre. 

La gran característica de estas personas es que se consideran víctimas de todo lo exterior. 

El por qué de esta personalidad

Cuando esta actitud es una patología real, está ligada a una personalidad muy concreta con un perfil problemático y que según el doctor Raffaello Antonio se asocian y describen como otras afecciones de salud mental del DSM-5-TR.

Personas con el trastorno real de déficit de la personalidad también puede que sufran trastorno antisocial de la personalidad, de déficit de atención por hiperactividad y/o trastornos de estado de ánimo (depresión y/o ansiedad). 

Un problema – situación mental determinado no es algo aislado sino que está dentro de un engranaje que una patología deriva en otra o se asocian y relacionan en supuesta armonía y consonancia. 

Aunque puede parecer que es un trastorno sin mayores consecuencias (no comparable con otras patologías) es importante que en cualquier medida, se atienda y se tomen acciones para solventarlo o al menos, gestionar las consecuencias. 

Al fin y al cabo es tomar responsabilidad (cambiando así el patrón) sobre uno mismo. Con coaching podemos ayudarte a identificar si tu forma de ser y personalidad evaden la responsabilidad. Podemos trabajar diferentes dinámicas con las que suavizar esta actitud y enfocarlo en el resultado. ¿Hablamos?