Arrancamos año y con él, todo ese ejercicio, a veces tedioso sobre todo cuando repasamos resultados, de marcarnos objetivos. Cada diciembre pensamos en todo lo que queremos hacer el año próximo y comenzamos listas que se convierten a veces en eternas, interminables y de las que después, no conseguimos acometer ni la cuarta parte. Eso sin contar cuando arrastramos propósitos de un año a otro porque por una u otra razón que ni siquiera analizamos, no los hemos cumplido.
Las listas de propósitos de año nuevo en la mayoría de las veces, se convierten en un lastre importante y no por la propia lista en sí sino por cómo están elaboradas, las expectativas que ponemos en los propósitos y la falta de análisis previo para incluir cada uno de ellos. Nos falta, casi siempre el saber “para qué” queremos incluir ese propósito – objetivo en nuestra vida. Sin eso, es muy complicado que ese propósito se convierta en realidad y es que para todo en la vida, necesitamos una motivación que nos mueva para conseguirlo. Sin un para qué de algo, no hay peso para ejecutarlo por encima de nuestra desidia, cansancio, ocupación, etc.
De ahí, podríamos elaborar un sin fin de motivos extras de por qué los propósitos de año nuevo nunca llegan a cumplirse ni ejecutarse pero como no queremos agobiarte, empecemos por el más importante, el PARA QUÉ de tus propósitos.
Encuentra un motivo
Queremos que tus propósitos se cumplan. Nos da igual si son de año nuevo, de cumpleaños o los estipulas un martes cualquiera de tu vida. Sea como sean, lo importante es que primero, han nacido en ti y después, los materialices.
Los propósitos son importantes porque guardan en sí un anhelo, un objetivo, una ilusión por algo y en resumen, la vida es eso, nos mueven las ganas de algo que está ahí delante y a por lo que tenemos que ir. Ya sea un trabajo nuevo, hacer ejercicio, viajar… Lo que sea, si lo queremos, tendremos que movernos para llegar a ello y ahí está la salsa de la vida. Así que no es que desde Utopía seamos grinch de los propósitos, al contrario. Lo que queremos es que cuando los tengas, primero te escuches para poder diseñar ese propósito de forma personalizada y después, puedas trazar el perfecto plan para llegar a él. La frustración por no haberlo conseguido no entra en nuestros planes (al menos en lo que a nuestras capacidades se refiere, otra cosa es que no pueda darse por circunstancias externas: véase un viaje y aparece el cierre de fronteras por covid. Ahí la frustración deberemos minimizarla porque no es nuestra responsabilidad).
Así que es nuestra intención ayudarte a que cuando te marques un propósito, este tenga un sentido, un por qué, una motivación y de ahí, el camino para conseguirlo, te será mucho más fácil, llevadero y sobre todo, satisfactorio.
Y es que si hay algo que hace que un propósito tenga sentido y por lo tanto, éxito, es que tenga una motivación. ¡Ay, esas motivaciones! O lo que es igual, un motivo, un para qué. A menudo nos planteamos hacer cosas sin pararnos a pensar “para qué queremos incluir eso en nuestra vida” y simplemente, nos lo ponemos en nuestra lista y nos lanzamos cuales aves rapaces a por ello. Durante el camino empezamos a darnos cuenta de lo que nos cuesta, de que se está convirtiendo en un sufrimiento y dependiendo de lo cabezones – insistentes que seamos o no, nos obcecaremos más y más con ello incluso, hasta la extenuación. Si este es el caso, cuando lo conseguimos ni nos ilusiona, ni nos hace felices. Estamos demasiado cansados y cabreados con el sufrimiento que nos ha hecho pasar. ¿Qué ha ocurrido? ¿Hemos transitado de forma incorrecta ese proceso para llegar al objetivo? No. El problema no está en el recorrido. El problema está en el propósito en sí, que no tenía un para qué consistente para nosotros y nos faltaba esa motivación.
Marca un para qué, una motivación
Así que este año 2022 queremos que te marques propósitos… ¡Si tú quieres! Y si no, déjalo, estás bien como estás y el día a día ya es suficientemente atrevido como para vivirlo a tope y disfrutar con ello. Puede que este año no sea para ti el de incluir nuevas rutinas o propósitos. ¿Ocurre algo? Nada. Absolutamente nada. No nos obsesionemos y ese, el de estar como estás y disfrutarlo, es sin duda, un gran propósito.
La clave, ya sea para cualquier propósito (incluso no tenerlos) es tener un para qué y una motivación. Encuentra la raíz de por qué quieres hacer ese cambio en tu vida, por qué quieres llegar a ese punto, por qué… de todo. Esa es la esencia y ese, es el motor de arranque y la gasolina para el camino que vas a transitar para llegar a ese propósito.
En coaching lo tenemos súper claro y es la premisa para todo: ¿para qué quieres hacer eso? Escríbelo, con detalle, no escatimes. No se trata de hacer listas con varios guiones de propósitos. Se trata de incluir un para qué. Porque añadiendo ese relato a tu propósito primero, sabrás si realmente es para ti, si lo quieres con pasión, si tiene sentido o es una moda y con eso, no habrá nada ni nadie que te baje del mismo.
Y lo segundo que vas a conseguir con este nuevo formato para establecer propósitos es disminuir su cantidad pero aumentar la calidad. Se acabaron las listas vacías de contenido pero eternas de guiones. Ahora, tus propósitos con esencia, con sentido, con motivación y para qué. ¿Empezamos?